Clavos Intramedulares - Cuando No Usarlos (IM Pins - When Not to Use Them)
World Small Animal Veterinary Association Congress Proceedings, 2016
Nicolás Vecchio
IndyVet - Emergency and Specialty Hospital, Indianapolis, IN, USA

El uso de clavos intramedulares como método de fijación de fracturas es frecuente en medicina veterinaria. Si bien el método presenta una ventaja económica cuando se lo compara con el uso de otros métodos de fijación interna (placas y tornillos, clavo cerrojado, etc.) una cuidadosa evaluación de la configuración de la fractura como también de las fuerzas actuantes y de la anatomía local son imperativas para obtener un resultado satisfactorio. En una fractura hay distintas fuerzas actuantes: distracción, rotación, enchufamiento, y flexión o arqueamiento. De acuerdo a la localización anatómica de la fractura en cuestión y de la integridad y función de los tejidos blandos adyacentes, una o más fuerzas pueden predominar sobre otras. Tal vez, alguna de las fuerzas puede ser insignificante o contrarrestada de alguna otra manera. Los clavos intramedulares solamente neutralizan la flexión. El uso de múltiples clavos en un mismo canal medular (técnica de policlavos) mejora el control de las fuerzas de rotación, pero no las neutraliza completamente. Casi con exclusividad, el uso de clavos intramedulares es acompañado de alambres de cerclaje.

La naturaleza de la ubicación del clavo requiere que sea usado en huesos largos, ya que son los únicos que poseen un verdadero canal medular. No todos los huesos largos son aptos para recibir un clavo intramedular. Hay dos métodos para insertar el clavo: normógrado y retrogrado. La inserción normógrada requiere, básicamente que la fractura sea reducida y el clavo sea insertado desde el extremo proximal del hueso, hacia el extremo distal, atravesando la zona de la fractura y anclándose en la zona de hueso esponjoso del extremo distal del hueso. La inserción retrograda se refiere a insertar el clavo en el canal medular a través de la fractura, avanzar el clavo hasta que este salga del hueso en el extremo proximal, reducir la fractura con el clavo en el fragmento proximal, y luego avanzar el clavo hasta que este se inserte en el tejido esponjoso del extremo distal del hueso.

De los huesos largos, el único con una contraindicación absoluta para el uso de clavos intramedulares es el radio. La evaluación más importante a hacer a la hora de planear una reparación con un clavo intramedular es la configuración de la fractura y las fuerzas actuantes. La fractura 'ideal' para ser reparada con un clavo intramedular es una transversa, de media caña, con alguna indentación de manera que una vez reducida sea estable y no se deslice y donde la fractura no esté sujeta a fuerzas de distracción.

IM Pins - When Not to Use Them

The use of intramedullary (IM) pins in veterinary medicine as a treatment of fractures is common. IM pins provide an economical advantage when compared with other methods of internal fixation such as plate and screws or interlocking nails. In spite of this, a careful evaluation of fracture configuration, forces acting on it, as well as local anatomy must be done before treating a fracture with IM pins to ensure a successful outcome. There are different forces acting on a fracture: distraction, compression, rotation, and bending. Depending on the fracture configuration, anatomical location, integrity and function of the soft tissues, one or more forces can predominate over the others. Perhaps one or more forces can be insignificant or counteracted. IM pins only neutralize bending. The use of stacked IM pins improves the control of rotational forces, but does not neutralize them. Almost exclusively the use of IM pins is accompanied by the use of cerclage wires.

The placement of IM pins restricts its use to long bones, since these are the only ones with a true medullar canal. Not all long bones are capable of receiving an IM pin. IM pins can be inserted in a normograde fashion or in a retrograde fashion. Normograde insertion requires the fracture to be reduced and the pin to be inserted from the proximal end of the affected bone, into the medullar canal, across the fracture and seeded into the cancellous bone of the distal fragment. Retrograde insertion refers (most commonly) at the insertion of the IM pin through the fracture, into the proximal fragment, through the proximal end of the bone until the pin is completely inside the proximal fragment. The fracture is reduced and then the pin is advanced through the fracture and seeded into the distal fragment as described by the normograde technique.

The radius is the only long bone with an absolute contraindication for IM pinning. The most important evaluations to make when planning a fracture repair with an IM pin are fracture configuration and the forces acting on it. The 'ideal' fracture to be treated with an IM pin is a transverse midshaft, with some mild irregularity on the fracture line so that when it is reduced provides some rotational stability. The fracture should not be subjected to distraction.

  

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Nicolás Vecchio
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